Estuvimos cuidando a la tía de Gabby noche por medio, o sea una noche cada una, y luego también durante la mañana o la tarde, y haciendo el laburo cotidiano, el de la casa, más tratar de darnos fuerzas mutuamente para poder seguir adelante.
Una experiencia muy intensa la que me tocó vivir con Chichita, así le decimos a la tía. La cuidé y me tocó bañarla, y atenderla en sus necesidades íntimas. Nunca pensé que me tocaría hacer esto con alguien más allá de mi madre. Aunque cuando vivía la mamá de Gabby, alguna vez lo pensé, y no dudaba de que lo haría con amor si nos tocaba.
Pero una nunca está preparada lo suficiente para llevar adelante la enfermedad de un ser querido, ¿verdad? Se ponen en juego muchos factores: el afecto, la responsabilidad, y algún que otro capricho, más las cosas que no salen como fueron planeadas, las necesidades genuinas de quien debe recuperarse, más las exigencias del sistema de salud, y también la desaparición del mismo ante necesidades concretas y básicas...
Ahora estamos más tranquilas, aunque todas las complicaciones que podía tener la tía las tuvo, y nosotras debimos afrontarlas y sobrellevarlas y ayudarla a seguir pensando en recuperarse y salir de la internación, y lo que debía ser una semana se transformaron en más de tres internada. Mañana vendrá a quedarse con nosotras un tiempo.
Más aliviadas, esperamos que la paciencia no nos abandone ni a nosotras y ni a ella...
Para que se notara el paso de un año al otro, estuve haciendo algunos cambios en la plantilla del blog, están en la columna de la derecha. Gracias por seguir visitando el blog, y espero poder retribuirles con mayor asiduidad en los próximos días.
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