Las manos húmedas, juntas, no apretadas, hablan de la noche juntas.
Como el amanecer, que se desliza suavemente, remoloneando en esta época del año, así las pieles se van asomando al nuevo día, después de una noche de sexo.
¿Así es despertar junta a la amada?
¿Como si el mundo se estuviese creando en ese mismo momento?
Como si los sonidos se animaran a proyectar una nueva combinación de tonos y melodías, como nunca antes.
Y es un secreto.
Y no lo es, porque el mundo se entera ahora mismo de tu expansión.
Una noche de amor y sexo, de juntarse tu piel, la mía, el sudor, y los olores dulces y agrios… los aromas marinos
¿A qué extraño mundo pertenecen tu aliento, tu voz afuera de tu boca, la respiración profunda?
No puedo contestar, no tengo las respuestas, sólo tengo el placer.
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