Diario La Capital de Rosario, jueves 5 de agosto de 2004.
Truman Capote, 1946. Henri Cartier-Bresson, Magnum Photos.
Murió Cartier-Bresson, maestro de la fotografía
Tenía 95 años. Su método de trabajo y estilo sirvieron de escuela y modelo para los reporteros gráficos
Maestro de la fotografía y padre del reportaje gráfico,
Henri Cartier-Bresson (1908-2004) falleció el lunes pasado a los 95 años en su casa de Vaucluse (Francia), informaron ayer sus familiares siguiendo los deseos del artista de no dar a conocer la noticia de su muerte hasta que sus restos estuvieran sepultados.
Con su vieja Leica, Cartier-Bresson recorrió los países del mundo tanto en la paz como en la guerra y en 1947 fue uno de los fundadores -con Robert Capa- de la más innovadora agencia fotográfica del mundo, la
Magnum, escuela y modelo, para los reporteros gráficos de la segunda mitad del siglo XX.
En la historia de la fotografía periodística, su método de trabajo y su estilo sirvieron de inspiración a muchos de sus colegas. Sus reportajes sobre Oriente, de 1948 a 1950, se convirtieron en clásicos del género.
Cartier-Bresson fue testigo de los últimos seis meses del Kuomintang (Partido Nacionalista Chino, 1928) y de los primeros seis de la República Popular China (1949-1950). En 1954 fue el primer fotógrafo occidental cuyo ingreso a la Unión Soviética fue aceptado tras el restablecimiento de las relaciones internacionales. Luego vinieron series sobre Cuba, México, Canadá, la India y Japón.
La última retrospectiva
Este año en París se exhibió una retrospectiva suya con fotografías, dibujos, filmes y recuerdos de infancia, que esbozaron un retrato vital del mítico fotógrafo, que todavía solía andar con su Leica a cuestas.
"Me enseñaron la rebelión", algo que "más que nunca" está de actualidad en vista de la "creciente diferencia entre norte y sur y la forma desvergonzada en la que el sur es explotado", había señalado en una entrevista reciente.
Uno se hace fotógrafo "mirando", dijo Cartier-Bresson al que el museo del Louvre sirvió de "escuela" de la mirada: "Iba allí para mirar y copiar. Es muy importante el reinterpretar".
"¿Cuál es la diferencia entre una cámara de fotos y el diván del psicoanalista?", preguntó una vez Cartier-Bresson. El mismo se contestó: "Al hacer un retrato se espera registrar el silencio interior de una víctima que lo consiente".
El artista siempre concibió a su cámara como un "cuaderno de dibujo", algo que se revela en los negativos ampliados a cuerpo entero, en la utilización de objetivos accesibles -apenas un gran angular, el normal y un teleobjetivo corto-, en una cámara simple como la Leica y en su desprecio por las técnicas especiales de laboratorio.
Durante la Segunda Guerra Mundial fue tomado prisionero por los alemanes, pero logró escapar e integrarse al movimiento de la Resistencia. En ese período hizo retratos de Matisse, Bonnard, Braque y Claudel.
Con su "teoría de los instantes decisivos", logró la famosa imagen del matrimonio Irene y Frederic Joliot-Curie (1944), tomada de manera repentina apenas le abrieron la puerta -Cartier-Bresson tenía el temor de que se arrepintieran-, mientras que la del poeta Ezra Pound (1971) tardó más de una hora y media. El tiempo que ambos se miraron fijamente en medio de un silencio total. (Télam)