El sábado estuve en el casamiento de Roberto y Laura.
Fue un almuerzo en Pueblo Esther, un pueblo cerca de Rosario, un lugar casi de fin de semana o veraneo para los/as que vivimos acá.
Antes de la clásica comilona, hubo una ceremonia que armaron los dos, tomando rituales de las tradiciones hindúes, china, celta, y egipcia. Todavía no hay fotos, pero les aseguro que fue emocionante.
Nos acercamos hasta un cuadrado hecho con piedras en el suelo, orientado según los cuatro puntos cardinales. En cada vértice, un cuenco con materiales que simbolizaban cuatro elementos diferentes: madera, tierra, agua, y metal. En el centro el fuego. Luego de repartir los cuatro elementos, se intercambiaron los anillos, y dieron los siete pasos alrededor del fuego. Luego los familiares, amigos, e infancia presente les arrojamos pétalos de rosas, y les dimos nuestras bendiciones.
Así pasamos al banquete, muy abundante, y con comida vegetariana por supuesto. El plato principal erna las pizzas a la parrilla preparadas en el lugar por el maestro pizzero y su ayudanta.
La música que acompañó la fiesta estuvo preparada por una servidora, y la pasó un sonidista. Pero nos falló el baile, nos quedó poco tiempo, o algo.
Muchas bendiciones para el querido Roberto, amigo de muchos años, compañero de trabajo, y gran jugador de TEG!!!
De recuerdo me traje una frase de Kalil Gibran:
Entonces, Almitra, volvió a tomar la palabra:
¿Qué nos diréis sobre el matrimonio, Maestro?
Y él contestó diciendo:
Nacísteis juntos y juntos permaneceréis para siempre.
Estaréis juntos cuando alas blancas de la muerte esparzan vuestros días.
Sí, estaréis juntos aún en la memoria silenciosa de Dios.
Pero dejad que haya espacios en vuestra unión.
Y dejad que los vientos del cielo dancen entre vosotros.
Amáos el uno al otro, pero no hagáis del maor una cadena, que sea, mejor, un mar moviéndose entre las orillas de vuestras almas.
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